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Cómo catar un vino...Cifras o Letras

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Catar vinos en Valencia con números · La Cepa Vieja

Aunque existe un consenso general sobre cómo se realiza una cata de vino —fase visual, olfativa y gustativa— a menudo la poesía y las palabras eclipsan a la ciencia. En La Cepa Vieja queremos ofrecerte una visión distinta: una forma de catar vinos en Valencia pensada para quienes disfrutan más con los números que con las letras. Una cata numérica que analiza cada fase del vino con precisión y objetividad, sin perder la emoción que hay en cada copa.

La fase visual · Blancos y tintos bajo el número

Antes de dedicarme a la sumillería, trabajé en un laboratorio textil clasificando colores. Era un trabajo donde las descripciones subjetivas (rojo picota, reflejos cardenalicios…) se volvían ineficaces. Así nació mi método numérico: si un color podía medirse, ¿por qué no aplicarlo al vino?

En los vinos blancos, el primer dígito indica la capa o intensidad de color (1 = muy ligera, 9 = muy intensa). El segundo dígito refleja su evolución: desde los reflejos verdosos de la juventud (1) hasta los dorados o ambarinos de los vinos más maduros (9).

En los vinos tintos, el primer dígito sigue indicando la capa —baja en un Pinot Noir, alta en un vino con larga maceración—. El segundo señala la evolución cromática: del violeta al rojo, y de ahí a los tonos teja o marrones de los vinos envejecidos.

La fase olfativa · Aromas medidos con precisión

En la fase olfativa recomiendo observar dos parámetros: intensidad aromática y complejidad. El primer dígito evalúa cuánto aroma ofrece el vino (1 = casi neutro, 9 = muy aromático). El segundo mide la variedad de matices: desde vinos sencillos (81, 82, 91, 92) hasta vinos que combinan cantidad y complejidad (89, 99, 98). Así, un vino puede clasificarse con precisión sin perder su carácter sensorial.

La fase gustativa · Sensaciones y equilibrio

La fase gustativa es la más difícil de traducir a números. Los dos dígitos principales describen la entrada y la salida en boca: un vino ligero pero persistente (como un Pinot Noir) podría ser un 28, mientras que un Cabernet joven con taninos verdes sería un 83. A medida que evoluciona, su puntuación cambia, igual que su carácter.

También podemos medir la acidez (de láctica a cítrica), la tanicidad (de suave a secante), o los matices dulces, amargos y salinos. Incluso la presencia de partículas o sedimentos puede expresarse con un tercer dígito: del 1 (limpio) al 9 (“vino travieso”).

Conclusión · Ciencia, emoción y copa en mano

Las catas numéricas son especialmente útiles para profesionales, bodegueros o quienes siguen la evolución de un vino con el tiempo. No sustituyen las palabras, pero ofrecen un lenguaje universal para describir colores, aromas y sensaciones. En La Cepa Vieja nos encanta combinar lo técnico con lo sensorial: números, emoción y, por supuesto, copas Zalto sopladas a mano.

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